Las hermanas en Quito, Ecuador, modelan un elemento vital de las reuniones de los grupos pequeños: la oración. Nuestras relaciones con Dios y entre nosotras se profundizan cuando vamos juntas a nuestro Padre. Nos regocijamos con las que se regocijan, lloramos con las que lloran y nos unimos como una sola voz de apoyo en las trincheras de la batalla espiritual, a través de la oración.