Nos encanta construir relaciones. Suscríbete a nuestro blog para recibir ánimo semanal en tu bandeja de entrada de correo electrónico.

Recibir el blog

Etiquetas

Búsqueda

Compras en línea

Nuestros libros, recursos gratis, tarjetas, botellas de agua, y más

Compra Ahora

Claudia PerezEscrito por Claudia Perez, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Alabama

La Palabra de Dios nos dice: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Fil. 4:6 RV1960).

Vivimos en este mundo donde nos encontramos en diversas situaciones. Muchas veces los afanes de esta vida nos absorben y caemos en estados de ansiedad y preocupación. Estos afanes y ansiedades muchas veces nos alejan de nuestro propósito primordial que es glorificar a nuestro Dios y tener comunión con Él.

A lo largo de mi vida, he tenido momentos de bendición, alegría y gozo. El Señor me bendijo con trabajo, vida y salud. Con tristeza y vergüenza, confieso que en esos momentos, algunas veces olvidé clamar a Dios. Me afanaba mucho en mis responsabilidades de trabajo y asuntos de esta vida, hasta el punto de permitir que el cansancio físico y mental se interpusieran en mi comunión con Dios a través de la oración.

Hace tres años, pasé por momentos difíciles en un hospital y aprendí que Dios no era mi número de emergencias 911. Debo confesar que, en esos momentos, muchos pensamientos invadieron mi mente. Satanás puso en mí miedo y temor. Entonces decidí ponerme en oración y vinieron a mi mente esos versículos de esperanza que tanto había leído: “para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia” (Fil. 1:21), Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:13).

Debido a las circunstancias, la ansiedad estaba invadiendo mi mente. Como carne que somos, inevitablemente pasaremos por situaciones así. Lo importante es que, en esos momentos, recordemos las promesas del Señor y pidamos que Su voluntad se haga en nosotros. Y esta es la parte difícil porque, a la verdad, nuestro espíritu quiere, pero nuestra debilidad carnal se interpone.

Tememos ponernos bajo la voluntad de Dios. Es aquí donde la lucha del espíritu y la carne entran en acción; pero es aquí, hermanas, donde debemos usar el arma más poderosa que tenemos para vencer nuestra carnalidad: la oración. Es a través de la oración que nuestro espíritu halla paz, y tenemos esa comunión plena con nuestro Dios. En momentos difíciles podemos pensar que nadie nos escucha, nuestra fe muchas veces decae. Sin embargo, es importante recordar la promesa de nuestro Dios: “Clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jer. 33:3).

Pero, ¿es solo en esos momentos difíciles que la oración debe entrar en acción en nuestras vidas? ¿Qué dice la Biblia acerca de dar gracias? En nuestros momentos de alegría, de bienestar y de paz pasamos por alto elevar a Dios oraciones de acción de gracias. Dios desea que en cada situación de nuestra vida clamemos a Él.

El mejor ejemplo de oración en cualquier situación nos lo mostró el Maestro. Nuestro Señor oraba en todo momento y en cada situación. Él se encomendó siempre al Padre en oración para pedir Su dirección y cumplir Su voluntad y de esta forma glorificarle.

Hermanas, cuando comprendamos esto, entenderemos el gran privilegio que tenemos a través de la oración. Aparte de comunicarnos directamente con el Padre a través de Jesucristo nuestro Señor, también estaremos glorificándole a Él. Es en la oración que sometemos nuestra voluntad plenamente a Su voluntad para que Su propósito sea cumplido en nosotros y Su nombre sea glorificado a través de nuestras vidas. Dios siempre tiene cuidado de nosotras cuando dejamos nuestra voluntad y nos encomendamos a Él. Recordemos lo que el apóstol Pedro dice: “Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros” (1 P. 5:7).

Amadas hermanas, en este mundo tendremos diversas situaciones. Es mi deseo que, en cualquier situación, oremos y clamemos a Aquel que desea lo mejor para nosotras. ¿Está usted dispuesta a someter su voluntad a la voluntad del Padre? ¿Está dispuesta a esperar y confiar en el Señor siempre, no importando las circunstancias?

2022 Aileen BonillaEscrito por Aileen Bonilla, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Ecuador

“No se preocupen por nada. Más bien, oren y pídanle a Dios todo lo que necesiten, y sean agradecidos” (Fil. 4:6 TLA).

No hay mejor historia para ilustrar esta reflexión que la situación misma que estaba atravesando el apóstol Pablo en el momento de escribir esta carta. Él se encontraba preso en Roma, más o menos entre los años 60 y 62 d.C. Sin embargo, los hermanos filipenses eran muy leales a él y a sus enseñanzas, por lo que constantemente enviaban ayuda monetaria a través de Epafrodito. Por este motivo, Pablo oraba constantemente por ellos para que los hermanos mantuvieran la unidad en Cristo Jesús, sometiendo su orgullo. De esa manera brotaría el fruto del gozo en toda la iglesia.

Pablo se encontraba preso y, aunque era un hombre muy fuerte, no dejaba de ser un humano, no dejaba de sentir. Pienso por un momento lo angustiante que debió ser estar en medio de gente tan peligrosa y de soldados despiadados. Aun así, su refugio era el Dios de Israel.

Algo similar vivió el rey David, observemos este salmo: “Lleno de angustia llamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo, ¡mi oración llegó hasta sus oídos!” (Sal. 18:6). No hay mejor refugio que el corazón de Jehová.

David también atravesaba persecución y sentía que su corazón era oprimido. Sin embargo, vemos que colocó su confianza mediante ruegos a Dios, porque estaba seguro de que iba a ser escuchado. Lo mismo expresa el apóstol Pablo. Me parece increíble que nos dice que no nos preocupemos por nada, y que cambiemos esa preocupación pidiendo a Dios lo que necesitemos, agradeciendo lo que sí tenemos en estos momentos. Tal vez, porque agradecer es mantener nuestra mente ocupada en lo tangible.

Puedo imaginarme a Pablo de rodillas clamando por la misericordia de Dios en todo tiempo. Eso reconfortaba su relación íntima con el Creador. Nos enseña que, en medio de nuestros problemas, entrar con confianza al trono de la gracia mediante la oración fortalece nuestra intimidad con Dios.

Para los filipenses no solo era la preocupación del día a día, habría que añadirle que en aquel tiempo ser cristiano era casi sinónimo de muerte. Aún así, ellos tendrían que aprender a confiar en Dios y usar la oración como el vehículo que los llevaría a encontrar la paz. Comentarista William Barclay dijo lo siguiente: “El que ora con perfecta confianza en el amor, la sabiduría y el poder de Dios, encontrará la paz de Dios”.

Mi querida lectora, sé que es difícil orar y agradecer cuando no tenemos empleo, o cuando estamos enfermas o algún ser querido lo está. No obstante, el llamado de Pablo es que mantengamos la mente en la gratitud de lo que Dios nos ha dado, como lo es la salvación de nuestra alma y conocer Su Reino Eterno. Él nos escucha y, como un Padre amoroso, atenderá nuestras peticiones. Algo que he aprendido durante estos últimos años es que Dios es el único ser misericordioso y Su amor es bondadoso; por lo tanto, orar constantemente con todo nuestro corazón hará que no dependamos de la volatibilidad de los seres humanos.

Donar

Necesitamos tu ayuda para poder seguir equipando a más mujeres a lo largo de las Américas.

Donar

 

Noticias por email

Suscríbete al Blog - Ministerio Hermana Rosa de Hierro por correo electrónico

Si te gustaría suscribirte a nuestras noticias mensuales por Email, llena el formulario en la página de noticias.

Contáctanos

+1 501-593-4849 (Teléfono de oficina y mensajes de WhatsApp.)

O envíanos un email

La base de operaciones: Searcy, Arkansas, USA

Fotos

Veas más fotos en nuestra página de Galería de fotos.