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Cómo el Espíritu nos guía a ser y hacer
“Pero, ¿qué es lo que debo HACER?” Esta respuesta desesperada fue en reacción a mi sugerencia a SER lo que Dios le llamó a ser, permitiendo que el Espíritu Santo revelara, en Su debido momento, lo que debía HACER. Ella estaba buscando una lista de quehaceres, una agenda de actividades que le indicaría la dirección en la que debía andar, permitiéndole sentir que lo que estaba haciendo importaba. Tenía un buen deseo, pero se había olvidado que la fe procede la acción.
Cuando vemos la enseñanza de Santiago sobre la importancia de nuestras obras, nos recuerda que no podemos tener una sin la otra: la fe y las obras, las obras y la fe. Están totalmente conectadas y no podemos tener una aparte de la otra. Separadas no tienen valor.
La verdadera fe, fundada en el Señor, caminando con Dios en relación y comunicación, transforma quienes SOMOS e informa lo que HACEMOS.
Así es con Dios también: No podemos ver el Espíritu pero creemos por fe que existe y vemos la evidencia de Sus obras.
Las acciones demuestran más que las palabras. Revelan la identidad.
Entonces, ¿cómo es que mi creer, mi fe, quién soy en Cristo, influye y transforma lo que hago?
¿Qué dicen mis acciones?
Los demonios creen y tiemblan. Pero cuando digo que creo, ¿qué estoy haciendo que marca la distinción entre mi persona o mi identidad, y la de los demonios?
Santiago 2:14-19, 26
14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? 15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, 16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?
17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. 18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. 19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.
26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.
Qué vivamos nuestra fe y que se revele por medio de nuestras obras y nuestra identidad en Dios.
#HermanaRosadeHierro #EspirituSanto #seryhacer
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Romanos 8:35-39
37 Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
“Más que vencedores”
Escrito por Mackenzie Lancaster
Esa frase me confunde un poquito. Es algo que hemos oído muchas veces, pero ¿realmente sabemos lo que significa? Primero, esos versículos son la conclusión del capítulo ocho de la carta a los romanos, donde Pablo acaba de terminar de hacer una lista de las dificultades en la vida: la tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, la espada... Y luego llega a ese versículo: en TODAS estas cosas somos más que vencedores. Eso significa que no somos simplemente victoriosos, pero somos abrumadoramente victoriosos.
Yo traté de pensar en una vez en que me sentía abrumadoramente victoriosa… Hace dos años cuando los Reales de la ciudad de Kansas ganaron la Serie Mundial de béisbol. Hasta me sentía abrumadoramente victoriosa por muchas semanas después. Pero en Cristo, hemos ganado la batalla más grande que no se compara con la Serie Mundial. La batalla que ha sido ganada es porque Dios nos amaba TANTO que Él la ganó por nosotros. Así que, por causa del amor inmenso de Dios, somos victoriosos y somos MÁS que vencedores.
Pablo sigue al decir que él está convencido de que nada de este mundo ni del más allá jamás podría separarnos del amor de Dios en Cristo que nos ha traído victoria. Para estar derrotado totalmente, tendríamos que estar separados del amor de Cristo, y Paul cree que eso es imposible: “porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada podrá separarnos.” Paul cubrió todas las posibilidades, no hay NADA que podría separarnos del amor de Dios, ni enemigo, ni situación.
Voy a decir eso una vez más en caso de que alguien no lo leyera con cuidado: NADA podrá separarnos del amor de Dios en Cristo Jesús nuestro SEÑOR.
Al tener esa confirmación, me siento abrumadoramente victoriosa… ¡tal como debemos sentirnos cada día! Por eso Dios dice, “no te preocupes” y “no tengas miedo” porque la batalla ha sido ganada, hemos sido salvados y somos SUYOS y NADA podrá separarnos de Su amor.
#HermanaRosadeHierro #EspirituSanto #victoriosos