Ministerio Hermana Rosa de Hierro

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Publicado: 18 Junio 2018

¿Qué es lo que te refresca el espíritu? Para mí, una de esas cosas es salir en excursión en las montañas. Me hace falta el vivir en Colorado. Pude apartarme de vez en cuando e ir a las montañas para escalar un rato: respirar el aire fresco, la comunión con el Creador, y apartarme del ruido de la vida.

Aquí en Arkansas, la montaña Petit Jean es lo que más acerca el ambiente que encontraba en las montañas de Colorado. Y me encanta. En la foto, pueden ver la cascada que vi desde la parte más baja de una excursión reciente, la vista durante mi almuerzo.
Cuando no me puedo escapar para una excursión así, me gusta ver fotos de las montañas, las cascadas, y otras escenas de la naturaleza que me recuerdan que el Creador es el mejor diseñador y que Él está en control.

Pero no sólo nos refrescamos en la naturaleza…

Una vez, una estudiante que asiste a un devocional semanal que facilito me mandó un mensaje de texto avisándome que no iba a poder reunirse con nosotras ese día. “Voy a extrañarles y el estudio hoy. Siempre me llena el corazón.” Ella, y las otras chicas, salen de la reunión refrescadas.

Hay tres elementos importantes en los que compartimos, elementos que proveen esa frescura espiritual.
• El tiempo en la Palabra de Dios, conversando, aprendiendo, y recordándonos de las verdades de Dios.
• La comunión con otras hermanas en Cristo.
• La oración.

Haz una cita con Dios y con una hermana en Cristo hoy para un tiempo dedicado a refrescarse espiritualmente.

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Publicado: 15 Junio 2018

Es verdad que uno puede tener demasiado de una cosa buena. En el año 2017, por tres meses, no hubo una parte de Michelle que no fuera el MHRH. No había día de reposo. Ningún margen. Y estaba desgastada, agotada, y terminada.

Jamás quiero llegar al punto en el que resiento mi trabajo. Nadie quiere eso. Pero estuve allí.
La honestidad, se dice, es la mejor política. Y la confesión es buena para el alma. Así que, por allí voy…

Algunas de las normas de cuidado para el ministerio se nos habían ido. Al reflexionar, seguimos inseguros de cómo pasó todo. Pero mi horario llegó a tal punto que no me estaba cuidando. Y uno no puede dar de lo que no tiene.

Los pasos que tomé para recuperar un espíritu de paz fueron los siguientes:
• Descansé. Puse el descanso como prioridad y unas mañanas, no puse alarma o despertador.
• Renové mi compromiso al escuchar este año, a Dios y a otros. No había espacio en mi vida para escuchar. Ningunas llamadas con la familia y los amigos. Ninguna reunión para tomar café o compartir el almuerzo para ponernos al día. Las oraciones fueron frases medio tiradas hacia Dios. Sabía que Él estaba allí, pero estaba desconectada. Tenía que volver a escuchar, a Dios y a otros.
• Alineé mi espíritu con El Espíritu. Aunque estaba preparando clases bíblicas y equipando a mujeres en su vida espiritual, estaba descuidando mi propia salud espiritual. Mis propios deseos, frustraciones, e intenciones estaban pegando grito más fuerte. Tenía que trabajar para callar mi espíritu para el El Espíritu pudiera vivir, mover, trabajar y funcionar en mí.
• Admití mis limitaciones. No lo podemos hacer todo. Y es más fácil decir que aceptar eso.
• Volví a evaluar. Tenía que soltar algunas cosas. Estaba sobre-comprometida y todo estaba sufriendo.
• Salí a caminar. No hay nada que no pueda esperar 15 minutos. Una caminata rápida por el vecindario y tiempo en oración puede renovar el cuerpo y el espíritu.
• Tomé una mini-vacación. Muchos saben que la familia me es muy importante. Me gozo mucho a pasar tiempo como la Tía M. Las demandas de una niña de dos años, por más que me agotan, me cambian el ritmo de vida y me recuerdan que mi valor es mayor que lo que hago. Se trata más de quien soy que de las cosas que hago: jugar, el amor incondicional, tiempo leyendo cuentos, y una taza de café con mi hermana.
• Busqué ayuda. Les advertí que era hora de confesión… Y parte de lo que ha intensificado muchos aspectos de mi vida últimamente es la peri-menopausia. No les comparto en detalles, pero basta con decir que la dinámica fluctuante de esta etapa de la vida hace montañas de granitos y hace monstruos de lo más sencillo.

Gracias por tus oraciones. Todos somos un trabajo en proceso y aprecio la paciencia de Dios mientras avanzamos en ese proceso.

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