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Escrito por Lisanka Martínez, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Venezuela
Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros. (1 Jn 1:5-10, RV60)
Pasar de caminar en la oscuridad a la luz…
Cuando nos bautizamos y empezamos nuestra vida como nuevas criaturas, en ocasiones no entendemos completamente la trascendencia de este hecho. Tal vez, para quien creció en la fe, con padres, abuelos y otros familiares dándole ejemplo y guiándole desde su tierna infancia, y con un contacto permanente con la Iglesia de Cristo, le sea mas fácil entender este hecho. Aún cuando pase por momentos de duda, confusión e, incluso, rebeldía, siempre tendrá conocimiento de la diferencia entre la luz y las tinieblas, espiritualmente hablando.
Para quienes, como yo, crecimos en un mundo aparentemente normal, donde se seguían normas morales o legales que a veces se saltaban con excusas como “es parte del crecimiento”, “hay que conocer para opinar”, “es el espíritu investigador que hay en mí” o “entendiendo, pero no participando”, entre otras frases parecidas que me animaban a hacer lo que en mi interior sabía que estaba mal, fue un poco más difícil internalizar esas diferencias.
¿Me arrepentía? Yo creía que sí, pero volvía a cometer esos errores, algunos parecidos o peores, lo cual es una muestra de que no era realmente consciente de la naturaleza de la oscuridad en la cual permanecía.
Tras muchos años visitando la Iglesia de Cristo, decidí bautizarme y seguir a Jesús. Confieso que cambiar mi vida, pasar de las tinieblas a su luz admirable ha sido un proceso largo, el cual en ocasiones se me ha puesto cuesta arriba. Me mostró qué tan profundo estuve en esa oscuridad sin querer saber realmente todo lo que era abominable al Señor, creyendo como la mayoría del mundo que con mis acciones no dañaba a nadie, que yo procuraba respetar a los demás y dar a cada quien el lugar que le correspondía. Fue mi error hasta que, en la iglesia, fui aprendiendo un poco cada día de lo que Dios espera de Sus hijos, que debo obedecer aun cuando no entienda de acuerdo a mi conocimiento finito de alguna situación, y que en esos casos debo callar, obedecer, orar para que el Padre Celestial me dé entendimiento y perdone, una vez más, mi ignorancia.
Durante la pandemia empecé a notar cómo otros irradiaban la luz de Dios a través de mantenernos conectados y en comunión aún sin estar presentes físicamente. Agradezco a Dios por cada una de esas personas que fue de ejemplo y que a su vez me enseñó a reflejar la luz de Dios a otros. También agradezco a nuestro Padre Celestial porque pude dedicarme durante todo ese tiempo a aprender cada día más de Él, a escudriñar Su palabra, a orar y alabar con una frecuencia nunca antes aplicada en mi vida. Eso fue una gran bendición en mi hogar.
Sí, debo confesar que allí fue cuando realmente noté, con vergüenza, que mis acciones del pasado sí dañaron a otros. En especial a mi amada hija mayor, a mi madre y a mí misma. Que esas tinieblas tuvieron consecuencias, pero el amor maravilloso de Dios, una vez más, me mostró que la comunión con Él es la mejor respuesta a todo, que el mantenerse en Sus caminos, nos limpia de la maldad, nos ayuda a resistir las tentaciones y nos da la salida correcta para cada situación. Igualmente nos permite predicar con el ejemplo, que ese cambio que hemos experimentado en nuestras vidas, sólo es gracias a la obediencia que procuro hacer de Su palabra.
Sigo pecando, sí, pero ahora con las armas necesarias para enfrentarme a la oscuridad y consciente de que debo mantener encendida la luz de Cristo en mi vida y mostrársela a quienes me rodean para que también conozcan de la salvación y del amor que encontré al vivir en Cristo.
¿Vas a dejarte vencer por las tinieblas o a luchar y mostrar la luz que hay en ti?
¿Qué crees que debes hacer cuando sientas que esa luz se está apagando?
Cuando atravieses esos períodos que quieren llenar tu vida de tinieblas y apagar la Luz que brilla en ti, piensa en que la Luz del mundo vino a darnos libertad y a brillar sobre la oscuridad. Mantente en comunión con Cristo y con Su cuerpo, ora y pide a otros que oren por ti. Dios te bendiga y guie siempre a Su luz admirable.
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Escrito por Nilaurys García, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Canadá
Una vez escuché a alguien mencionar que se había dado cuenta de que su amigo había dado un giro de 360 grados en su vida. Mi mente, siempre curiosa y visual, se imaginó a la persona dando la vuelta completa al círculo y volviendo al mismo lugar. Eso se sentía extraño si esta persona estaba tratando de expresar que su amigo había cambiado significativamente. Fue entonces cuando aprendí que el dicho dice que alguien da un giro de 180 grados en su vida, por ejemplo, ir en dirección completamente opuesta a la que había ido anteriormente.
Al seguir la vida cristiana, también damos un giro de 180 grados para obedecer y seguir los mandamientos de Dios. El profeta Ezequiel nos muestra instrucciones sobre lo que debemos hacer para vivir. En Ezequiel 18:21-22 el Señor dice:
Pero si el malvado se arrepiente de todos los pecados que ha cometido, obedece todos mis estatutos y practica el derecho y la justicia, no morirá; vivirá por haber actuado con justicia, y Dios no tomará en cuenta todos los pecados que ese malvado haya cometido. (NVI)
También es cierto que el arrepentimiento o "apartarse de la maldad que hemos cometido" conduce al cambio. Segunda de Corintios 7:10 dice que "la tristeza que proviene de Dios produce el arrepentimiento que lleva a la salvación, de la cual no hay que arrepentirse, mientras que la tristeza del mundo produce la muerte”. Me pregunté también por qué a algunas personas les resultaría tan difícil dejar su naturaleza y hábitos pasados cuando deciden volver sus vidas a Jesús. Parece que la respuesta a esa pregunta no es tan fácil como cabría esperar. Al considerar todas nuestras ofensas, al reflexionar sobre las acciones en nuestras vidas y nuestros hechos, comenzamos a reflexionar sobre nuestro propio comportamiento y sobre lo que no coincide con la vida que el Señor nos ha llamado a vivir.
Por otra parte, si el malvado deja de hacer lo malo y actúa con justicia y rectitud, salvará su vida. Si recapacita y se aparta de todas sus maldades, no morirá, sino que vivirá. (Ez 18:27-28)
Luego viene el siguiente paso: "Arrojen de una vez por todas las maldades que cometieron contra mí y adquieran un corazón y un espíritu nuevos. ¿Por qué habrás de morir, pueblo de Israel?" (Ez 18:31). Adquirir un nuevo corazón y espíritu significa cambiar la forma en que vemos las cosas y empezar de nuevo, renovar nuestra forma de pensar. Volviendo a la imagen inicial del giro de 180 grados, podríamos decir que ahora que hemos seguido todos los pasos para llegar al lugar opuesto, tenemos que reponer todo lo que dejamos atrás. El Señor también nos dice con qué va a reemplazar nuestro viejo yo: "Les daré un nuevo corazón y derramaré un espíritu nuevo entre ustedes; quitaré ese corazón de piedra que ahora tienen y les pondré un corazón de carne" (Ez 36:26). ¡Tenemos nuestra respuesta!
Lo que más me gusta de leer estos pasajes de Ezequiel es la pregunta al final del versículo 31: "¿Por qué habrás de morir, pueblo de Israel?". ¿Por qué haríamos lo que desagrada al Señor, en lugar de lo que nos acercaría más a Él? Si ya hemos escuchado Su palabra y Sus mandamientos, Él ya ha prometido darnos nuevos corazones y espíritus. Él está dispuesto a olvidar todas nuestras ofensas. Entonces, ¿estamos dispuestos a arrepentirnos verdaderamente y vivir de acuerdo con Su voluntad?