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El Salmo 20 termina con “¡Concede, Señor, la victoria al rey! ¡Respóndenos cuando te llamemos!” Por lo tanto, en la última clase para el retiro de damas de la Iglesia de Cristo de Eastside, nos enfocamos en la diferencia entre la victoria personal y la victoria para el Rey de Reyes – es decir, no siempre salen las cosas como quisiéramos, pero somos parte del equipo ganador.

Como partícipes del equipo ganador, llamemos en celebración (Salmo 20:5 y 9), no sólo en dolor (cuando estés angustiado… Salmo 20:1).

Dios quiere que recordemos la victoria, así que asignó a 200 cantantes en el libro de Esdras y 245 en el libro de Nehemías para proclamar la victoria en canción. El Purim fue establecido en el libro de Ester para recordar la victoria cada año y cantarla en celebración.

En vista de las indicaciones dadas por el Señor, para cerrar el retiro este fin de semana, pedí que las hermanas se pararan en un gran círculo y que cantaran la canción “Así es que vencemos” (tomada de los versículos en Ester 9:22 y Jeremías 31:13).

Después de cantar, leímos la oración de Mateo 6 como una oración levantada al Padre y un recordatorio de que estamos pidiendo victoria para el Rey – venga su reino y hágase su voluntad – no la nuestra.

Finalmente, leímos Salmo 20 la una a la otra, verbalizada como una oración sobre las hermanas en Cristo presentes. Nos miramos en los ojos al leer versículos como, “¡Que el Señor cumpla todas tus peticiones!” y “Ahora sé que el Señor salvará a su ungido.”

Pero el momento más especial para mí fue cuando llegamos al versículo 7. “Éstos confían en sus carros de guerra, aquellos confían en sus corceles… “ El volumen aumentó y la certeza creció al terminar el versículo en una sola voz “PERO NOSOTROS CONFIAMOS EN EL NOMBRE DEL SEÑOR NUESTRO DIOS.” Poseyeron el versículo. Lo creyeron. Y se fortalecieron al recordarlo más allá del retiro.

Se me pararon los pelos y me salieron las lágrimas, humillada por la proclamación sencilla y sincera de esas mujeres. Le pido a Dios que Uds. también posean ese versículo y las promesas del Salmo 20.

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