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Michelle Goff 320Escrito por Michelle J. Goff, fundadora y directora del Ministerio Hermana Rosa de Hierro

“Heme aquí, envíame a mí.” (Is. 6:8)

Terca, independiente y con fuerza de voluntad son descripciones que me han identificado desde una edad joven. Enfrentando una cualidad desafiante del carácter, mi mamá recuerda haber escuchado una interpretación de Proverbios 22:6, “Instruye al niño en su camino…” durante sus años de criar a sus hijas. En vez de la frustración constante de apagar la voluntad fuerte de sus cuatro hijas, encontró cómo deberían enseñarles en una dirección hacia el Reino. Es decir, “Instruye a la niña en SU camino.” (énfasis agregado)

Si Michelle va a ser terca, que se aferre tercamente a la Palabra de Dios. Si su manera es independiente, que ella sea una seguidora independiente de Cristo, especialmente cuando los de su alrededor no Lo están siguiendo. Si va a seguir siendo con gran fuerza de voluntad, que su voluntad se alinee con la voluntad de Dios y en obediencia sin concesiones a Él.

Independencia terca también puede describir a personas pioneras. Hay territorio desconocido a ser descubierto por quienes están dispuestos a ir a donde otros no habrán ido ni irían. En misiones y en el ministerio, me he sentido llamada a ir a dónde otros no se sentían tan dispuestos a ir o a donde no podían ir. Cuando primero sentí el llamado a las misiones a tiempo completo, Dios me estaba guiando a ayudar a establecer una congregación en el norte de Bogotá, Colombia.

“Heme aquí, envíame a mí.”

Las puertas en Colombia se comenzaron a abrir como un lugar seguro para vivir para norteamericanos, aunque muchos todavía temían el horror de historias de secuestros. El norte de Bogotá fue la dirección en la que la ciudad capital se estaba expandiendo. Sin embargo, había muchas dudas, especialmente para una soltera servir allí.

Cuando compartí con mis padres mi deseo de ir y servir en Colombia, afirmaron como mis hermanos cristianos que honraban mi deseo de contestar Su llamado… ¿Quiénes eran ellos para discutir con el mismo Dios al que servían? Adicionalmente, mi mamá dijo, “Como tu hermana en Cristo te apoyo y estoy orgullosa de ti. Pero como tu madre, ¡Aaaaaaaaaahhhhhhh! (Me aterroriza.)”

Aprecié su honestidad. Y seguí orando por sabiduría en contestar ese llamado. Dios me permitió seguir con ese sueño, la semilla que me había plantado. Pude ser parte de la primera reunión de la congregación del norte en Bogotá en marzo del año 2000, su reunión del primer aniversario en el 2001 y visitas seguidas 3-4 veces al año hasta finales del 2006.

Para principios del 2000, cuando comenzaron mis visitas a Bogotá, ya había visitado a Venezuela muchas veces, donde la situación política se estaba deteriorando (lo opuesto de Colombia donde las cosas se estaban fortaleciendo). En 1999, también había comenzado a trabajar con una nueva congregación en Cozumel, México. Phil y Donna Waldron eran los misioneros viviendo allí, bien invertidos en la obra allí. Coordiné grupos en campañas de la Universidad de Harding y la Iglesia de Cristo North Atlanta, donde trabajaba en ese tiempo.

Siempre había una lista larga de quienes querían acompañarnos en la obra en Cozumel. Algunos quizás recuerdan que fue en Cozumel que primero aprendí a manejar un carro mecánico porque era el único disponible para llegar a un estudio bíblico (historia en capítulo 11 de Una sola razón: Conversaciones con solteras).

Aunque esas oportunidades en Cozumel crecían y me sentía calificada para servir allí, me sentía más llamada a dónde otros quizás no irían. Habiendo ya adquirido un cierto nivel de español, teniendo cabello y ojos oscuros, podía entremezclarme bien entre la variedad de colores de piel, aun siendo tan blanca como soy, como lo hay en Venezuela y Colombia.

Heme aquí, envíame a mí.”

El espíritu pionero que Dios me dio como hija mayor, a través de mi terquedad innata, independencia y fuerza de voluntad, me permitió contestar ese llamado. Dios usó la pasión que me dio por los idiomas a desarrollar un acento venezolano natural.

Y ahora, al anhelar aprender el portugués, me pregunto cómo Dios me equipará, como lo hizo Isaías, a causa de un espíritu dispuesto a servir. Dios sobresale en equipar a los llamados en vez de llamar a los equipados. De esa manera, Dios se lleva toda la gloria.

El Ministerio Hermana Rosa de Hierro comenzó porque Dios reveló una tremenda necesidad, entrando en un área de ministerio que nadie más estaba tocando. Las mujeres anhelan estar en relaciones auténticas, pero muchas veces les hacen falta las herramientas para tenerlas. Existimos para equipar a las mujeres a conectarse con Dios y las unas con las otras más profundamente.

He enseñado y aprendido en más contextos diversos que hubiera pedido o imaginado. Pero Dios… ¡me encanta esa frase! Pero Dios, en Su sabiduría infinita, anhela enseñarnos en lugares donde otros no hubieran escogido aprender. Pero cuando Lo encontramos allí, cuando contestamos Su llamado, Él está esperando revelar Sus verdades de maneras más profundas y amplias.

¿En qué área vas a estar abierta para que Dios te pueda usar para enseñar o aprender hoy?
Recuerda tu respuesta, “Heme aquí, envíame a mí.”

 

 

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