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thursday02 2022 03 10Escrito por Deanna Brooks, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Arkansas

¿Piensas en ser SANTA? ¿Qué significa esto para ti?

Pedro escribe: “Como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra conducta, como está escrito: 'Sed santos, porque yo soy santo'” (1 Pedro 1:15-16 NVI).

Definido de forma sencilla, "santo" significa "apartado para un propósito". La palabra se usa más de 900 veces en las Escrituras. Para mí, eso significa que esto es importante... que Dios está tratando de transmitirnos un mensaje.

En Isaías 6:1-6 leemos de la visión de Isaías y cómo en el versículo 1 las orlas del manto de Dios llenaron el templo. En la antigüedad, la longitud de la cola de la túnica de un rey medía su grandeza. Isaías nos dice que la comitiva de Dios llenó el templo, y la tierra está llena de Su gloria.

Somos templo de Dios, y Su gloria debe llenar nuestra vida.

“Sed santos como yo soy santo” se encuentra varias veces en Levítico y en 1 Pedro 1:16. Otros pasajes como Juan 14:23, 1 Corintios 3:16 y Gálatas 3:20 hablan de Cristo y el Espíritu viviendo en nosotros.

Entonces, si el Santo vive en nosotros, nos hemos convertido en el templo en el que Él reside. ¿Qué significa para nosotros convertirnos en el templo de Dios?

En Juan 17, Jesús oró por nosotras para que vivamos en el mundo, pero que fuéramos separadas del mundo, para que seamos protegidas del maligno. Estamos entre dos lugares... el santo y el común... el limpio y el inmundo... y buscamos diariamente ver la diferencia y tomar decisiones que traen gloria al Padre. Parte de ser santa es tomar una decisión entre lo que Jesús quiere que hagamos y la tentación del mundo que nos rodea.

Cuando somos santas, esto afecta nuestra forma de hablar, nuestra vestimenta, nuestra elección de entretenimiento, cómo pasamos nuestro tiempo, y nuestra actitud hacia los demás. No bromeamos sobre el Santo, pero lo tratamos con reverencia.

Nuestro Padre Celestial exige que lo tratemos como Santo. A Moisés no se le permitió entrar a la Tierra Prometida porque no defendió a Dios como Santo (Números 20:12).

Nadab y Abiú no trataron a Dios como Santo. En Éxodo 24 y Levítico 9 leemos que ellos habían estado entre los elegidos para ir con Moisés y los 70 a ver a Dios… luego en Levítico 10 decidieron “hacer las cosas a su manera”. Dios no se agradó, y murieron. Ellos trataron a Dios casualmente, no como Santo.

En Levítico 10:3 (NVI) leemos: “Esto es lo que ha dicho el Señor: “Entre los que están cerca de mí seré santificado, y delante de todo el pueblo seré glorificado”. Y Aarón guardó silencio.”

Santificado significa: apartado o declarado santo.

Glorificado significa: honrado o exaltado.

Todas llevamos las consecuencias del pecado de Adán y Eva… Ellos exaltaron las palabras de la serpiente y no honraron la santidad de Dios.

Dios demanda que se nos trate como santas y quiere que seamos como Él. Heb 12:14 (NVI): Luchad por la paz con todos, y por la santidad sin la cual nadie verá al Señor.

Así de importante es nuestra santidad para Dios. Si no somos santas, no lo veremos.

Jesús no vino a la tierra y murió por piedad. Él vino a santificarnos y devolvernos a la relación para la cual fuimos creadas.

Como creyentes debemos ser santas no porque queramos ser amadas por Dios sino porque ya somos amadas en Cristo. Amamos porque Él nos amó primero (1 Juan 4:19), y la mejor manera de demostrar que amamos a Dios es procurando ser santas porque Él es Santo.

Una cosa que he hecho al leer la Biblia es escribir los pasajes de las Escrituras que mencionan ser santo o ser como Jesús. Hacer de Jesús nuestro SEÑOR es el camino para ser santas como Él es santo, y lo hacemos mediante la entrega absoluta a Su voluntad

Quiero desafiarte mientras lees las Escrituras para marcar o hacer una lista de las Escrituras que hablan de ser santo. Es posible que no tengan la palabra "santo" en ellas. Puede ser una escritura como Efesios 4:32 que nos dice que seamos bondadosos y tiernos unos con otros.

Recuerda: sin santidad no veremos a Dios. ¡Vivamos nuestras vidas, preguntándonos si lo que estamos haciendo nos hace más como Dios… si nos esforzamos por ser santas como Él es santo!

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